miércoles, 12 de marzo de 2008

La asquerosa realidad

¿Por qué el mismo mecanismo que hace que a cada uno le guste el olor de sus pedos no hace que a mi me gusten las cosas que escribo? ¿Será la resignación de saber que, mientras que en el proceso de formación del pedo el intelecto no influye en lo más mínimo, éste está al cien por ciento a cargo de la produccción escrita? ¿Será que el amor al pedo es una suerte de orgullo paternal por el fruto de las actividades biológicas de nuestro vientre? ¿Pensar es una actividad biológica? ¿Se podrá pensar un pedo? ¿Y expulsar un texto? ¿O leer un pedo? ¿U oler un texto? ¿Escribir un olor? ¿Tirarse una idea?

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