jueves, 1 de noviembre de 2007

Les Miserables

Hoy me sentí un nene.
Como hijo que va a contarle al padre que le pegaron en la escuela, fui a buscar a la policía que cuida la entrada de la facultad, para que me acompañara a encarar al tipo que se subió a la bici que vi estacionada en el bicicletero y que se parece tanto a la mía; Mismo modelo y color, con dos pelotudeces cambiadas. Inmediatamente me gané la simpatía de uno de los agentes que, según parece, tenía una prima a la que le había pasado lo mismo.
Mi plan era investirme de la tranquila superioridad de quién canta falta envido con treintaitrés, para ofrecerle que me entregara la bici por las buenas, así me ahorraba tener que hacer la denuncia (Mi mamá tiene razón: Soy muy ingenuo a veces).
Claro, desde un punto de vista racional es imposible afirmar que es mi bici y que él me la robó. Además cuesta creer que un ladrón va a volver a la escena del crimen con el objeto robado.
¡Pero, carajo, es demasiada casualidad! Es el mismo modelo y color, con los mismos cambios de mierda y el mismo plato roto atrás. Y sumado al hecho de que él, "Lucas Castilla", se manejó con la calma displicencia de quien no es la primera vez que enfrenta a la policía y conoce bien las tácticas que manejan -Digo, aún sin haber robado nada, si alguien me viniera a buscar con la policía yo me pondría nervioso-, junto con la dudosa historia de como consiguió la bici -Supuestamente su padre se la compró a un amigo- uno puede llegar a intuir que es un maldito ladrón.
Mi abuela dice que me resigne a que sin señas particulares, va a ser imposible probar que es mi bici. Creo que tiene razón. Y mi maldita caballerosidad y estúpido recato arruinaron mis posibilidades de asustarlo.
Más que un nene, me sentí el Inspector Javert, intentando probar la identidad de Jean Valjean.

Debería haber esperado detrás de un árbol, con una llave de tuercas en la mano, a que desatara la bici, noquearlo de un golpe en la nuca y alejarme pedaleando, feliz; Parado sobre los pedales, sintiendo el aire fresco de la mañana en la cara y quizás hasta silbando Nocturno en Mi Bemol Mayor para celebrar la victoria.

3 comentarios:

: dijo...

Si estas completamente seguro de que es la tuya, qué te detiene para hacer lo que comentas en el último párrafo?

Botona dijo...

Pensá que si hubieses arrebatado la bici al malhechor de una, hubieses estado feliz dos cuadras, despues, te agarra un miedo atroz y terminás dejando la facu, el trabajo, la familia y cualquier otro espacio fisico frecuente, solo por miedo ed que el maton en cuestion no aparezca, llave inglesa en mano, para que la bici vuelva a cambiar de dueño.
Es cantado, quienes acudimos a la policia, tememos a las venganzas

mosquita muerta dijo...

andrew: en mi barrio es muy común invocar el servicio de matones a sueldo, si querés te gestiono alguno

pd: yo también quiero irme de mi casa, mejor dicho TENGO QUE