martes, 14 de agosto de 2007

Plot Point

Vuestro fiel narrador se las está viendo en figuritas últimamente. Habiendo, recientemente, descubierto una trascendental verdad de la vida y no teniendo par con quien compartirla, la desición de compartirlo con mi blog será, sin duda, vista como un acto de desesperación. De hecho, aquél que lea esta entrada sin leer las anteriores podrá tranquilamente imaginarme como un cincuentón pelado, que disfruta pasearse en camiseta y pantalones de lino, con manchas de pizza secas, en ambas. Pero no. Si no es mi elección verter mi epifanía sobre los cuerpos de mis amistades, es porque me asusta la idea de que ocurra eso que ocurre cuando uno dice una idea genial en voz alta; Que suene estúpida y pierda su influjo en uno mismo. Es una ocurrencia bastante simple, trillada y cursi, fácilmente hallable en una de cada 6 moralejas de películas Hollywoodenses. Pero, como ocurre con las epifanías, cobra un sentido inmenso cuando se llega a ella de un modo, no sólo super lógico, sino con sentimiento. Cuando la idea llega como sentimiento, más que como pensamiento, cobra una fuerza tremenda. Y quizás por ello decirla con palabras, para afuera, suena tan estúpido.La idea en sí es poco importante. A partir de ahora voy a dejar de esperar que pasen cosas y voy a dejar que fluyan (Sí, yo avisé que era cursi).

No más buscar desesperadamente una chica para amar, zambulléndome en relaciónes raras.
No más intentar encontrar la manera óptima de aprender del entrenamiento.
No más intentar encontrar una secuencia lógica para administrar mis conocimientos de guitarra
No más intentar exprimirle el jugo a cada momento, para terminar ocupándome más del exprimido que del jugo.

Y no más pizza antes de dormir. Me da pesadillas.

1 comentario:

mosquita muerta dijo...

la idea es un cliché total de manual de autoayuda pero que díficil es intentar su consecución

(a mi me pasa lo mismo con las hamburguesas)