miércoles, 22 de diciembre de 2010

The signals, Jerry, the signals!

Me reuní con Mirina, nomás. Me abrí como un capullo de mariposa. Sí, así me abrí. Contra todo principio de sensatez, le dije todo. Que la había extrañado, que me hacía falta con quién ir a todas las cosas freaks a las que solíamos ir juntos, que no sabía si quería que nos viéramos el año que viene porque, la verdad, me jode que salga con el costarricense ese de mierda que, pobre, no tiene la culpa de nada.
Pero sé que cortar fue una buena decisión. Aunque ya lo sabía, después de amargarme un poco llegué a la misma conclusión, otra vez. En cuanto a vernos como amigos, mi cabeza es más rápida que yo y ya está pensando cosas, como que es probable que viéndonos esporádicamente nos llevaremos mejor y nos divertiremos más -como hoy, que la pasamos genial-, que eventualmente volveremos a salir en el futuro, que garcharemos, que en una noche de romance o o de soledad, vamos a volver a garchar apasionadamente y va a estar buenísimo.
Sorprendemente, esto es como un bálsamo que me tranquiliza.
No sé si es buena señal. Necesito conocer nuevas mujeres.

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