domingo, 2 de noviembre de 2008

Enroque

El año pasado, en la noche de los museos -La noche que salí con Natasha- nos cruzamos con una amiga suya, Mirina. En su momento no le dí bola, pero un año después -Es decir, el cuatrimestre pasado- la ví en la facultad. Cursaba las mismas materias que yo, y en cada teórico al que asistíamos no podía dejar de notar lo linda que era y lo bien que le quedaba esa especie de trenza sajona que usaba (Sé que debe tener un nombre, pero no lo sé).
Poco a poco me fui haciendo camino, hasta que pude conocerla y eventualmente nos hicimos amigos. Justo el día que me mudé a mi casa actual -Fines del cuatrimestre pasado y principios de las vacaciones de invierno- la invité a salir y me dijo que sí. Vimos Lisístrata Unplugged y despues salimos algunas veces más.
Pero nuestro contácto era muy esporádico y, al igual que como me pasó con Audrey, eso me ponía de mal humor. Aunque nunca tuvimos un "quiebre" formal, finalmente dejamos de salir, porque la mina era un pedacito de hielo. Y así de frías se mantuvieron las cosas, hasta que nos reencontramos este cuatrimestre cursando las mismas materias otra vez -sin previa consulta-.
Al principio era medio incómodo, pero de a poco volvimos a hablar como si nada hubiera pasado y yo llegué a convencerme que, de hecho, así era.
Hasta que, en mi cumpleaños, nos besamos alebosa y fogosamente en medio de la pista de baile, delante de mis otros compañeros -que nada sabían de lo que había pasado en las vacaciones de invierno entre nosotros- que, sorprendidos, hacían comentarios entre ellos.
Entre esos compañeros estaba Owen. Esa noche, una media hora más tarde -Luego de que Mirina me aclarara, de nuevo, que no tenía intenciones de salir conmigo sino que... Bueno, se sabe- se me acercó Owen y me dijo, en un arranque etílico, que él estaba enamorado de Mirina desde que la conoció en el viaje de egresados.
Luego, a lo largo del cuatrimestre, varias noches luego de los prácticos de Literatura Inglesa, mientras Owen y yo volvíamos a nuestras respectivas casas hablamos varias veces sobre Mirina y sus sentimientos por ella. Yo le dije, en otras palabras, que lo que necesitaba era tener sexo con muchas minas para sacársela de la cabeza, por un lado, y por el otro para que Mirina no sienta que lo tiene pegado todo el tiempo -Algo que a mi me parece que debe notar, porque es así-, si es que quiere, en algún momento de su vida, salir con ella (Cosa que veo bastante improbable que ocurra).
El viernes pasado salimos Mirina, Owen, Fanny y yo. Fuimos a ver una película al Festival de Cine Buenos Aires Rojo Sangre. Mientras hacíamos tiempo en un Burger King, antes de entrar al cine, noté que Owen me tiraba varios "palitos", intentando avergonzarme frente a Mirina. Sin darse cuenta -o quizás si- de que solo estaba logrando avergonzarse a si mismo frente a ella, que me defendía a mi. Yo me sentí muy impotente. Me dio mucha pena, porque he estado en su situación.
Y sé que él debe considerarme una especie de rufián, por el hecho de no haberme hecho humo y dejado vía libre para él y Mirina. Debe creer que soy artificioso solo para llamar su atención y debe creer que aún tengo ganas de estar con ella.
Todo esto lo sé porque reconozco en su naturaleza, muchas que reconozco en la mía, aunque más aguadas. No es que pueda hacer nada para evitarlo, el problema está en su cabeza. La cagada es que me siento identificado con muchas personas que estuvieron en mi lugar, cuando yo estaba en el de Owen. Y recordando lo que pensaba de ellas -Aunque en el momento también lo sabía- me doy cuenta lo injusto que fuí. En definitiva, me da pena saber que está sufriendo, y no poder hacer nada para evitarlo.

1 comentario:

Aquarianne dijo...

Me dio lástima el remate del post, pero este tema se repite mucho y acá está muy bien explicado! jaja muchos deberian recibir los consejos como el q le diste a Owen