domingo, 9 de noviembre de 2008

Devouring Town

El viernes fui al cumple de Remi en Ayres de Pilar, el barrio privado donde vive.
Es increíble lo locas que pueden volverse las personas que vivieron toda su vida en barrios privados. No sé si será por el miedo, pero pareciera que mientras por un lado hacen todo ostentoso -sus casas, sus autos, su ropa, su comida- por el otro hacen todo a medio pelo. Las amistades que mantienen son raras. Se cagan entre ellos. Son huecos. No piensan nada. Bastó con que Helen les mencionara no se qué de Picasso para que la tomaran como una mina artista loca excéntrica con la cabeza super abierta (Y más de uno quedó enamorado).
Todo esto lo sé, porque me quedé charlando con Remi y algunos de sus amigos de la Universidad Austral y no podía creer lo clichè, mecánico, hueco, vacío de contenido y engreído de su discurso.
Hablan como gente que sabe que vive aislada del mundo pero que -no ven la contradicción en esto- tienen la posta sobre él. No sé, me fui enojado. No con ellos, pero con Remi, porque se está volviendo -concientemente- uno de ellos.
Me duele verlo, pero sé que mi amistad con él va a desaparecer gradualmente, porque se va a ir convirtiendo en uno de esos cabeza hueca hasta que, o bien me hinche las pelotas de él, o él comience a tenerme miedo.
¿Qué esperanzas de sobrevivir tiene alguien que divide su tiempo entre una burbuja privada y una Universidad ultra-católica del Opus-Dei?
¿Y si es judío?

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